El pasado mes de diciembre tuve el placer de estar invitado a las XV Jornadas Profesionais de Afaga Alzheimer y pude dar una conferencia sobre la Inteligencia Emocional en el trabajo con personas.
Donde he podido comentar que a menudo mezclamos los fenómenos: sensaciones, sentimientos y emociones. Nos damos cuenta de las sensaciones que nos han provocado las emociones y decimos “me siento emocionado”, y luego interpretamos esas sensaciones y les damos un valor convirtiéndolas en un sentimiento; por ejemplo, “me siento triste”. Decimos “sentir la emoción” cuando a la luz de la neurociencia deberíamos decir:
“Noto sensaciones” aludiendo a los cambios fisiológicos en nuestro cuerpo
“Siento un sentimiento”, refiriéndonos a como interpretamos esas sensaciones: placenteras, displanceteras, de tensión, etc
“Tengo una emoción”, aludiendo a la respuesta de valoración ante lo que ocurre
En el trabajo con personas y sobre todo en las profesiones de ayuda se dan situaciones y experiencias de gran impacto emocional por lo que la aparición de la tristeza, la apatía, la rabia, el enfado, la impotencia, etc son normales en todo cuidador.
Será necesario que el profesional desarrolle, además de otras, las competencias emocionales.
La emoción es la base de la acción, abre o cierra posibilidades, y que, en el mundo laboral, por mucha formación técnica que demos a una persona sólo podrá ponerla en práctica cuando emocionalmente se sienta capaz de ello.
En el caso de las habilidades se ve con claridad. Por mucho que formes a una persona a hablar en público, dirigir equipos, negociar o vender, siempre lo hará desde una emoción y cuando ésta no es adaptada no se verá en condiciones de llevar a cabo un óptimo desempeño.
Gracias a Afaga por poder colaborar con vosotros!!